En un artículo subido al blog de la Presidencia, el funcionario reiteró, no obstante, que el Gobierno federal está dispuesto a debatir el tema, pero considerando que el problema de la inseguridad es mucho más complejo que ello y que asumir decisiones parciales desencadena otro tipo de problemas.
La lucha por una seguridad auténtica y duradera, planteó, es más grande que una política de regulación de las drogas, pues abarca más dimensiones que todos reconocen como necesarias y que se deben trabajar en corresponsabilidad por los tres órdenes de gobierno y la sociedad en su conjunto.
"Si se tratara de legalizar la droga en México de manera aislada y sin una tendencia similar en otros países, los precios de la droga no bajarían y eso representaría un mayor ingreso para las organizaciones delictivas que operan en nuestro País.
"De ahí que la medida resultara no solo inútil sino peligrosa. Por eso el debate debiera ser integral y global, tomando en cuenta, desde luego, el impacto que una legalización tendría en materia de salud pública y en seguridad", aseguró.
En su noveno mito de la lucha anticrimen, titulado "Sólo se alcanzará la seguridad si se legalizan las drogas", Alejandro Poiré comentó que suponer que la legalización resolvería el problema de la inseguridad implicaría pensar que los cárteles solamente se dedican al tráfico y distribución de drogas.
Hacer legal este negocio ilícito no garantiza que los criminales dejarían de intervenir en actividades criminales, pues siempre buscarán un nuevo mercado del cual sacar ventaja, reiteró el también vocero federal en temas de seguridad.
"La verdad es que desde hace unos 20 años o más estas bandas empezaron, cada vez más, a incursionar en muchas otras actividades delictivas, como el secuestro, la extorsión, el robo en diversas modalidades, la trata de personas, etc.
"Pensar que solamente quitándoles el negocio criminal de las drogas estas organizaciones desaparecerían, ignora esta diversificación criminal que nos obliga a dar soluciones de fondo, para que paguen por los delitos cometidos, y para que esto lleve a una mayor seguridad", apuntó.
Hacer decrecer el nivel de violencia, mencionó Poiré, requiere contar con instituciones de seguridad eficientes y confiables que estén en posibilidad de asumir su responsabilidad con eficacia y trabajen verdaderamente para la población.
Distrito Federal.- También debilitar sistemáticamente a las organizaciones criminales para restringir sus redes operativas y logísticas, adecuar la ley para que la autoridad tenga mayores instrumentos contra los delincuentes y fortalecer el tejido social.
"Hechos lamentables que acontecen en algunas localidades del País nos muestran una y otra vez la necesidad, la urgencia, que tenemos en renovar a nuestras policías y ministerios públicos, particularmente los locales que tienen la responsabilidad de prevenir e investigar directamente nueve de cada diez delitos ocurridos en el País.
"Es tiempo que nuestros hijos vean en sus policías el rostro de la legalidad que vela por su seguridad, y no la sombra de la posible complicidad con el delincuente a la que lamentablemente se acostumbraron nuestra generación y la de nuestros padres. Si no logramos policías confiables, los criminales siempre encontrarán una nueva actividad, un nuevo mercado, una nueva manera de enriquecerse ilícitamente", dijo.
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