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domingo, 29 de enero de 2012

Arruina el crimen a familias de Juárez

La inseguridad que ha golpeado a los juarenses por años ha acabado con el patrimonio de cientos de familias de clase media y ahora por necesidad económica las ha obligado a recurrir a la "merma": frutas y verduras consideradas desperdicio para los centros comerciales.

La prueba está en el Banco de la Misericordia, un centro de alimentos que recolecta "mermas" para las madres solteras o adultos mayores, pero que, por la violencia, ahora apoyan a pequeños comerciantes que sufrieron extorsiones y viudas que perdieron a sus esposos en ejecuciones.

"Tenemos ahora viudas que les mataron a los esposos, gente que han extorsionado y que han dejado sus casas y se han venido a buscar un refugio para cambiar de modo de vida, que tenían sus tienditas y de eso vivían, ahora no tienen trabajo, perdieron todo y ahora vienen aquí", lanzó Guadalupe Torres, directora del Banco de la Misericordia.

"(Viene) gente que antes tenía un estatus social medio y ahora batalla porque vive en casas prestadas o en un cuartito de renta, sin empleo y sin nada".

Se trata de víctimas de extorsiones, secuestros o asesinatos de personas cercanas que han visto perdido su patrimonio y entorno familiar.

La "merma", aunque sea un desecho para los establecimientos, es vendida a organizaciones como la de Torres, que atiende en promedio por semana a unas 5 mil personas, donde eligen la que esté en buenas condiciones para consumo.

"(Las familias) están en pobreza extrema, no tienen qué comer, gente aun aquí que les damos su mandado, sacan de la basura todavía y comen de ahí", aseveró Torres.

Por el éxodo de muchos juarenses debido a la inseguridad, los centros comerciales donde les venden la "merma" optaron por reducir la compra de productos, lo que provocó que sea menos la cantidad que se queda como desecho.

"Porque la gente se empezó a ir, porque empezaron a cerrar negocios, que no hay trabajo y porque la gente no tiene con qué comprar, ha bajado la venta en los centros comerciales y por lo tanto a nosotros nos venden menos", dijo la directora del Banco.

Cada miércoles, desde las 7:00 horas se forma una larga fila de personas en la Colonia Villa Esperanza, al surponiente de Ciudad Juárez, para recibir el alimento que se llevarán a la boca durante la semana.

Los alimentos son comprados por los encargados del Banco en un supermercado a 20 centavos el kilogramo de cualquier fruta o verdura, mientras que el pan blanco es donado por una panificadora.

Con el propósito de obtener recursos para seguir comprando la "merma", Torres consigue espacios en tianguis donde las voluntarias venden antojitos mexicanos de manera eventual.

Los vecinos de la zona donde se ubica el Banco, a la altura de la carretera a Casas Grandes, carecen de agua y drenaje, sólo cuentan con energía eléctrica.

Torres, quien abrió el Banco hace 13 años, comentó que el proyecto lo inició llevando mandado a personas de la tercera edad. "Fue creciendo cada vez más", dijo.

"A veces he pensado en cerrar, pero cuando me pongo a pensar en toda la gente que come de aquí, de todas las familias que dependen, que saben que llegando aquí tienen algo seguro para llevar a la mesa de sus hijos, son miles de personas, me motiva a seguir adelante", comentó Torres.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social, en esta ciudad fronteriza del millón 313 mil 64 que residen en Juárez, 494 mil 726 viven en condiciones de pobreza.

Pero de éstos, 62 mil 822 habitan en una situación extrema, es decir, sobreviven con menos de mil pesos al mes.

Otros 431 mil 904 viven en pobreza moderada, de acuerdo con los datos obtenidos con base en el Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) del 2010.

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